Por Juan Tomás Valenzuela
El contrato de alquiler
de la sede de EDESUR
se hizo con tanto glamour
que no quiera usted saber.
Me dicen que el brigadier
de esta operación mafiosa,
era de la Unión Fenosa,
o al menos la dirigía,
y rentaron la abadía
por una suma espantosa.
Con lo que ese cuchitril
ha facturado de renta,
se compran las herramientas
pa’ un local como Sambil.
Se hace de aquí a Tamboril
un sendero de oro y plata.
Se compra un barco pirata,
igual que el de Francis Drake
y hasta la torre Caney
podría salir más barata.
El contratito oneroso
del alquiler de este inmueble,
es una mancha indeleble
de esta casta de mafiosos.
Pero aquí, lo más curioso
es que el negocio de marras
no fue ni Ruben Bichara,
ni otro de su cofradía.
Fue la gente de Mejía
en su administración bizarra.
Y ahora, Lizzie Gonzalez,
la vocera de la empresa,
dice que no coje de esa,
que de eso así no se sale.
Que ellos firmaron un vale
que penaliza el contrato,
que aunque salga más barato
comprar la torre Atiemar,
no se van a desligar
porque sería un desacato.
Contacté a Lidio Cadet
pa’ que me dé su opinión.
Me miró como el guasón
y me dijo: Vamo a vé.
Tu sabes bien como es
que funcionan estas cosas,
si eso fue la Unión Fenosa
podría meter la cuchara,
pero si es Ruben Bichara…
mejor pídeme otra cosa.
17 enero 2018